
El gas licuado del petróleo (GLP) es una energía limpia y versátil que se convierte en un aliado para que los joyeros elaboren lujosas piezas. En la transformación de metales preciosos, el poder calorífico del GLP es la clave.
Los joyeros y los fabricantes de adornos necesitan energía para encender sus antorchas. Con el calor pueden unir, alterar y fundir metal y vidrio. Las antorchas más antiguas y básicas funcionaban con queroseno, pero hoy en día, los joyeros que transforman un simple metal en una costosa joya prefieren utilizar antorchas que se adapten a la versatilidad de sus necesidades. Es allí donde el gas licuado del petróleo (GLP) es la solución de energía limpia que les proporciona el poder calorífico ideal para elaborar hermosos adornos.
Las herramientas con GLP producen una llama muy potente, sin carbón y puede ser tan afilada como una aguja. Este tipo de llama es necesaria para que joyeros y orfebres realicen adornos de oro o plata muy finos, cotizados y de gran valía en el mercado de los metales preciosos.
Uno de los equipos más importantes que necesita un joyero es el soplete de soldadura. Casi todas las piezas ornamentales requieren de este proceso, que une dos piezas de metal mediante calor. En esta aplicación particular, varias variantes con GLP se utilizan para la fabricación de joyas.
Las antorchas de GLP son versátiles y su calor se adapta a diferentes necesidades. Si se suministra solamente con butano, resultan útiles para soldar piezas de joyería muy finas, como pequeñas cadenas o anillos; y con propano son más calientes e ideales para trabajos delicados, ya que producen una pequeña llama.
El GLP es un combustible de combustión limpia que no hace que el metal se oxide tan fácilmente como el acetileno. También es más económico de comprar y configurar. Además, el entorno de trabajo también permanece libre de gases contaminantes y, por lo tanto, es propicio para los trabajadores del sector joyero.
Texto original vía EXCEPCIONAL ENERGY IN ACTION
