El GLP en la transición energética

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Por su baja huella de carbono y pocas emisiones de gases de efecto invernadero, el GLP es uno de los combustibles convencionales más limpios disponibles en la actualidad.

El Gas LP (GLP) es un combustible de bajas emisiones, que prácticamente no emite carbono y no se derrama al utilizarse. Su uso ayuda a conservar la calidad del aire, no aumenta las emisiones de GEI –gases de efecto invernadero– y por eso se considera un combustible amigable con el medio ambiente.

Es bajo en carbono
Como combustible bajo en carbono y poco contaminante, los gobiernos de todo el mundo reconocen al GLP por la contribución que puede hacer para mejorar la calidad del aire interior y exterior y reducir las emisiones de GEI. Además, la huella de carbono del GLP es un 20% menor que la del gasóleo para calefacción y un 50% menor que la del carbón.

Sin hollín
El carbono negro se emite por combustión incompleta en motores diésel, chimeneas industriales, fuegos de cocina residenciales y estufas de calefacción, entre otras cosas. El GLP prácticamente no emite partículas y, por lo tanto, hacer la transición a una energía limpia como el GLP incide de manera inmediata en favor del calentamiento global.

Sin derrames
En caso de fuga, el GLP no contamina el suelo ni los acuíferos. Esto es especialmente importante cuando se opera en áreas ambientalmente sensibles como granjas, reservas naturales o en territorios con presencia de cuerpos de agua.

Ver aquí texto original –en inglés– vía WORLD LPG ASSOCIATION
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